Alguna vez escuche de niño un cuento acerca de una pareja de campesinos que siembra su primer olivo. Una vez sembrado el campesino llega a su casa a cenar, la esposa, como todas las noches, le sirve su acostumbrado caldo, su hija, como todas las noches, lo acompaña a su lado en silencio.
- Viejo, hoy recordé aquellas aceitunas en vino que hacía mi madre. Cuando el olivo comience a darnos frutos, podría hacer unas cuantas.- Comentó la esposa lanzando un suspiro.
- ¡Haremos todas! Si que eran gloriosas las aceitunas de mi suegra.
- Si, le mandaremos un bote a todos nuestros vecinos.- Sonrió la esposa.
Un brillo salto en las pupilas del campesino y con asomo de avaricia, y reclamó:
-¿Estás loca?, ¡las venderemos!, que no somos millonarios para estar regalando nuestro trabajo a esos gorrones.
- Siempre nos han ayudado, y seguramente comprarán nuestros frascos.- apuntó la campesina acariciándole el cabello a su hija.
- ¡Al pueblo, al pueblo! Las venderemos en el pueblo – dijo molesto el campesino, sacudiendo del hombro a la niña.
Lanzó un suspiro la esposa y mirando a su hija le dijo:
- Sacaremos como 100 botes, a 25 pesos ganaríamos 2,500 extras. Ahora sí que tendrás que estudiar tus matemáticas para que no te vean la cara – y le dio un pequeño tirón de la oreja.
- Bueno, tu madre si que es mala para eso del dinero, por lo menos los venderás a 100 pesos – y le propinó un coscorrón a la niña.
- ¡Cien pesos! No venderás nada, tendrás que darlos a no más de 35 pesos – dándole un jalón de orejas.
- ¡A cien pesos dije! Y si le haces caso a tu madre estarás castigada un mes- Advirtió el campesino a su hija, repasándole un coscorrón más para dejar firme su palabra.
- … pero si…- apenas logró pronunciar en su defensa la niña.
- ¡No le discutas a tu padre!- gritó la madre.
- ¡Vete a tu cuarto!, estás castigada hasta mañana- sentenció su padre.
Cabizbaja se retiró la niña a su cuarto y en la noche hizo añicos el olivo.
Muchas veces cuando recurren mis clientes en busca de mi opinión acerca de negocios nuevos me acuerdo de este cuento. Los seres humanos somos propensos a crearnos ilusiones debido a una acción nueva que hemos realizado. Compramos un boleto de lotería y lo inmediatamente lógico es maquinar que hacer con el dinero del premio. Se confunden fácilmente las ilusiones con la planeación, revolvemos los deseos con las metas, y sobre todo obviamos toda la educación que necesitamos para alcanzar nuestros objetivos. Ante todo este arrebato de ilusiones, desorden, indisciplina y avaricia, siempre aparece una Aceitunita que nos boicotea nuestros esfuerzos. (Nota Aclaratoria: Aceitunita es la hija de los campesinos del cuento, nada tiene que ver con las que vienen en sus martinis)
No pretendo que este sea un foro de expertos en finanzas ni me siento uno de ellos, ni creo que ellos estén interesados en mi blog. Sin embargo creo que ayudaría mucho traducir al castellano información que normalmente por lo complicado se vuelve información privilegiada.
Lejos de dar cátedra de “Cómo Hacerse Rico sin quedarse pobre en el intento”, pretendo dar un esbozo del complejo mundo financiero, para que poco a poco creen una cultura financiera que los lleve a formar un patrimonio de acuerdo a sus metas y objetivos.
Por último trataré de no contarles muchos cuentos e historias largas. El inicio ameritaba este.